Escrito por: Buscando Casa | Inversión en Inmuebles, La casa ideal
Irse de la casa de los padres puede ser una decisión traumática o lo mejor que te haya pasado. Deja atrás los miedos y comienza a crear tu patrimonio.
Independientemente de que desees formar una familia a corto o mediano plazo, es muy recomendable comenzar a forjar un patrimonio que asegure tu bienestar hasta tu retiro. Muchos sólo pensarán que es un paso lógico cuando te has casado y planeas tener hijos pronto, pero nunca está de más prever tu prosperidad.
Lo básico: ¿tienes un empleo estable? Si no es así, deberías considerar conseguir uno que te permita hacerte cargo de tus propios gastos, incluso mientras sigas viviendo con tus padres y te apoyen con todo. Esto te dotará de un criterio mucho más responsable, necesario por ontonomasia para aventurarte a vivir solo.
Paga renta: otro buen consejo es comenzar a pagarle renta a tus papás, no necesariamente la cantidad que cobran en la zona donde residen, pero sí un monto constante y fijo que te empape con el conocimiento de lo que cuesta vivir por tu cuenta. Será una experiencia muy satisfactoria y útil una vez que habites tu propio hogar.
Aprende de los expertos: tus padres llevan muchos años haciéndose cargo de los gastos que implica mantener una propiedad, ¡pregúntales cómo le hacen! Desde el presupuesto para comida (y no pasar hambre o tirar a la basura demasiados restos) hasta los gastos imprevistos que pudieran surgir (plomería, por ejemplo).
Otros expertos, o tal vez no tanto, son tus amigos o familiares de tu edad que ya viven solos. Aprende de ellos para no cometer los mismos errores, y optimiza ese conocimiento: piensa en tus necesidades y cómo las resolverás. Entre más tiempo dediques a planear los aspectos fundamentales, menos tensiones tendrás al momento de la verdad.
Las opciones no se refieren a un departamento en tal colonia o un estudio en tal otra. Seguramente has dado por hecho que tu única opción es rentar un departamento o cuarto… ¡Pues no! También puedes comprar una casa; estas son las ventajas que obtendrás si te aventuras a adquirir una propiedad:
Afortunadamente existen muchas modalidades de créditos, otorgados por instituciones públicas, a los que podrás acceder como joven para comprar un vivienda; atrás quedaron las épocas en las que sólo unos cuantos podían conseguir un préstamo inmobiliario. Claro está que también existe la opción de recurrir a un préstamo bancario; todo depende de tus necesidades e ingresos.
Con esta información podrás, primero, distinguir si realmente estás listo para abandonar el nido y, segundo, decidir qué te conviene más: rentar (y gastar mucho dinero en algo que no será tuyo) o comprar (e invertir asegurando un patrimonio que te brinde bienestar).